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25.11.11



Por más que los cirujanos plásticos se empeñen en detenerlo, generando con sus cuchillos esas caricaturas tan proclives a desfilar por la pantalla del televisor. Esas bocas cuyos labios parecen dos salchichas, esos pómulos inflados y brillantes que recuerdan a un muñeco de plástico, esos ojos desmesuradamente abiertos o esas tetas como esferas de yeso, son los mostros-modernos.
El tiempo es un río turbulento que nos arrastra, mal que nos pese. 

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