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7.12.08

Ni bien entré al aula comprendí que había cometido un gran error.
Solo había tres alumnos sentados cerca del pizarrón donde la profe de química anotaba veloces fórmulas, parecía una caligrafía oriental.
Los tres tragas miraron con desprecio como me ubicaba en mi banco del fondo.
Recordé que ese día había prueba de matemáticas y seguramente se decidió una rabona colectiva. Estos tres nunca participaban de tales decisiones.
-Estarán en el cine.-imaginaba inconsolable mientras la profe seguía garabateando un jeroglífico de tiza.
-Es un día ideal para estar en el cine.- rumiaba mirando caer la lluvia en el patio.
El cine en realidad era una pocilga llamada “La bolsa”, donde pasaban viejas películas que generalmente se cortaban y era la excusa perfecta para desmanes de todo tipo como chiflar, zapatear, arrojar un botellazo o escupir.