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20.4.18

CELAVÍ


El dedo índice de mi mano izquierda todavía guarda una cicatriz.
Como la foto atestigua, por esos días me hice un corte con un cortaplumas. 
Miro el planisferio detrás , el globo terráqueo al costado, y ese cuadrito apoyado levemente en el respaldo de la silla, el tintero, la pluma en mi mano de dibujante en ciernes. Escenografía absurda.
Si prestás atención se escucha el disco (siempre rayado) con la marcha de San Lorenzo. Todo mezclado. La realidad, la fantasía y este instante…ahí estuve, en ese lugar, en ese pibe casi un púber. 
Somos pasajeros de un extraño viaje. 
A medida que crecemos pasamos por seres, por circunstancias, por lugares, por historias, por amores y pasiones. Cet la vie.

4.4.18

EL SHAMAN

Nadie quiere oír hablar de amor verdadero , de odio verdadero. Nadie quiere que pongas tu mano sobre sus sacrosantas entrañas, eso le corresponde al sacerdote en la hora del sacrificio.
Mientras estás vivo, mientras tu sangre corre aún caliente, debes simular que no existe la sangre y que no hay un esqueleto bajo el recubrimiento de la carne. Prohibido pisar el césped, Tal es la divisa según la cual vive la gente.
A fuerza de estar bien, terminamos por desarrollar una alegría feroz, una alegría que no es natural.
El shaman , carbón, acrílico, tinta y pluma sobre madera.

10.3.18

VIVA LA MUERTE



La noticia cruda dice que en Tucumán un policía mató a un niño de once años por la espalda.
No me importa si fue por la espalda, de frente o de perfil, lo que sí importa es que un policía mató a un niño de un balazo.
Pero esto no es  un accidente, esto es producto del guiño irresponsable que el presidente Macri hizo al “gatillo fácil”, cuando el policía Chocobar fusiló a un presunto delincuente ya herido en el suelo.
Se que muchos ciudadanos, mas parecidos a dinosaurios, hablan de “mano dura” y simpatizan con esta barbarie.
El peor equipo gobernante en los últimos 50 años, lo sabe y buscando un voto mas, mata, reprime, prohibe y encarcela con violencia inusitada.


6.3.18

EL HOMBRE INVISIBLE






Acabo de ilustrar El hombre invisible, fantástico relato del genial escritor británico  H.G. Wells, escrito en 1897 pero con una vigencia increíble.
 Me llevó todo el año pasado este trabajo que recién termino y que realmente disfruté hacer. Fue así que reuní mas de treinta dibujos, todos en riguroso blanco y negro, con una técnica que mucho recuerda al grabado xilográfico.
 Ahora la editorial El Zorro Rojo prepara una magnífica edición, con la traducción del escritor Marcial Souto.
Ahora solo queda esperar.

24.10.17

BAIRES







Hace cuarenta años que vivo en Buenos Aires y cada vez que veo el obelisco, no dejo de observarlo intensamente, buscando un nuevo enfoque, descubrir un ángulo desde dónde registrarlo en mi memoria.
Ese modesto símbolo fálico, erecto en el cruce de varias avenidas es parte de la imaginería  de muchos argentinos.
Incontables veces lo dibujé, porque cuando lo hago, no hay duda que ese lugar es Buenos Aires.
 Para muchos, el obelisco es el centro del país. Argentina gira alrededor de él.
Para otros, más excesivos, por ese lugar  pasa el eje alrededor del cual gira todo el sistema solar.

Mientras tanto, lo sigo dibujando, de diferentes maneras, con la paciencia de un monje zen, cada día lo veo perder altura, se va empequeñeciendo, pienso que en un par de siglos será apenas un recuerdo en fotos y dibujos que el tiempo destiñe inexorablemente.

17.10.17

EXPO



 La semana pasada inauguré una exposición de dibujos y pasteles en la Galería Mandrágora, en Mendoza. Todos trabajos recientes, en su mayoría inéditos.
Hace mucho que no mostraba mi trabajo en mi ciudad natal, fue muy bueno encontrarme con amigos y artistas que hacía mucho no veía. También muchos jóvenes se acercaron y acompañaron la apertura de la expo. La muestra se extenderá hasta el 5 de diciembre, por lo que podrás visitarla, con tranquilidad cuando te apetezca.








29.7.17

PREFERIRÍA NO HACERLO






Recién  termino de ilustrar uno de los relatos mas enigmáticos de la literatura, “Bartleby el escribiente” de Herman Melville. fue publicado por primera vez a fines de 1853 en dos capítulos en una revista literaria. Mientras leía no podía dejar de recordar  a Kafka y a Bruno Schulz.
La historia es muy simple, contada por uno de los protagonistas, un abogado que contrata un copista llamado Bartleby, es muy poco lo que sabremos de él. El trabajo de Bartleby es copiar, lo que hace con suma eficacia, hasta que un día le piden que haga otra tarea y su respuesta “´Preferiría no hacerlo” será como un estribillo que atravesará todo el relato.Pienso que el actor principal no es Bartleby, sino el narrador, un abogado que analiza meticulosamente sus propias reacciones ante el comportamiento del amanuense a lo largo de los días, para él, un profesional prestigioso, es absolutamente incomprensible y excéntrico.
Un licor nihilista impregna toda la historia, nos lleva al borde de un abismo donde sentimos la inmensa soledad de la que estamos hechos. Muchas preguntas me habitan después de esta lectura.
Los dibujos que acompañan, inéditos aún hasta que La Marca Editora los incorpore a su colección, fueron inspirados por este libro.


21.7.17

MUNDO REAL





Gran parte de mi trabajo creció y se desarrolló en los medios gráficos, diarios y revistas en donde ilustraba notas periodísticas, al fragor de las urgencias, de los cierres y todo el vértigo que es parte del periodismo.
Aunque mi formación como artista gráfico la fui forjando, mirando y estudiando a pintores, escultores o dibujantes que amaba, mas allá de épocas y modas.
Pero eran las modestas páginas de diarios y revistas mi campo de pruebas. Ahí sentía que entraba en contacto con el “mundo real”.
 Hoy esa certeza se diluye, comienzo a sospechar que “ese mundo real” era una ficción. Cuando veo como se manipula la realidad, como se escamotea descaradamente la información, para salvar los intereses mezquinos del poder.

El “mundo real” lo encuentro, paradójicamente, en algunos relatos de ficción, pueden ser Franz Kafka, Melville, Roberto Arlt quienes abren esa puerta.

15.6.17

CARLOS ALONSO






Era estudiante en Bellas Artes cuando oí hablar por primera vez de Carlos Alonso.
Muchos de mis profesores habían sido sus compañeros de estudio y rebosaban en anécdotas.
Por esos días hizo una expo en su Mendoza natal, mostró la serie del Che. Fue un cros a la mandíbula en el decir de Roberto Arlt.
 Seguramente fue mi primera gran influencia en lo que a dibujar se refiere. Si bien yo dibujaba desde antes de nacer.
Mi admiración por el troesma fue siempre alta. A veces llegaba a odiarlo, como suele suceder con quienes admiramos en exceso.
Ya instalado en baires fuimos armando una amistad.
Entre mis mejores recuerdos con el troesma guardo una tarde invernal en que me invitó a dibujar en su taller de la calle Esmeralda y Paraguay.
Fue hace muchos años, yo era un joven imberbe que recién pasaba los treinta y me sentía un jeronte, mi reloj biológico adelanta.
Esa tarde acompañados de una botella de ginebra a la que consultábamos asiduamente, nos dibujamos durante varias horas hasta que llegó la noche.
 El maestro no me mostró lo realizado, nunca supe la razón, eligió uno de los míos que le gustó y después me invitó a comer en una fonda de la calle Córdoba.

Hoy rescato estos dibujos que, no podría decir si son buenos o malos, son antes que nada un recuerdo y por eso los guardo.

1.6.17

28.5.17

MAMBO URBANO














Este domingo, ordenando las montañas de papeles acumulados en el desván de mi casa, encontré una caja con los originales de Mambo Urbano. Una serie de dibujos que publiqué a fines de los 80 en la revista Humor.
A pesar del tiempo transcurrido, los dibujos se mantienen. Tienen eso que los hace vivos. Cuando los hice ya tenía muchas horas de vuelo en mi mesa de dibujo y eso se siente.
La idea me rondó desde el primer momento que colisioné con esta ciudad fantástica, desmesurada, caótica, irreal.
Yo era el típico cabecita que con su carpeta de dibujos se perdía en las calles desconocidas, todo me parecía lejos, no podía creer el tiempo que gastaba viajando en bondis atiborrados o en el subte.
De alguna manera  Mambo Urbano fue  un lugar donde durante un par de años experimenté con el dibujo y el texto, jugando con esa conjunción de lenguajes. Probando técnicas, estilos,  inventando puestas en página que a veces eran felices y otras no tanto.
Un día le  propuse al director, Andrés Cascioli hacer un libro con todo ese material que había publicado y me dio el OK.
Me metí en el tema durante algún tiempo, rehíce páginas, armé el diagrama, todo a pedal (entonces no había todo lo que hoy  nos brindan los programas de diseño). Solo un dibujante como Andrés podía arriesgar hacer una edición tan buena como la que hicieron con Mambo.
Fue muy extraño ver el libro en todos los kioscos de Buenos Aires, todavía hoy, cuando ya se agotó, alguien aparece en la Feria del libro para que le firme un ejemplar